12 junio 2014

Baan Chang Elephant Park, aprendiendo a ser mahouts en Tailandia

Para nuestra visita al norte de Tailandia en Agosto del 2013 habíamos reservado previamente desde España esta excursión. Gracias a la información que encontramos en otros blogs y paginas de viajes nos decidimos a elegir esta empresa por ser la que más se acercaba a lo que buscábamos, por el precio y las actividades a realizar, huyendo también de los típicos campamentos donde los elefantes son explotados por el turismo.

El segundo día en Chiang Mai fue el elegido para la aventura.
Disponen de 2 opciones, cursos de un día y de dos días , nosotros elegimos el primero.
Sobre las 8 de la mañana nos pasaron a recoger al hotel en una furgoneta con aire acondicionado, pasando por los diferentes hoteles a recoger al resto de visitantes, nosotros ya fuimos de los últimos en subir. En nuestro grupo la mayoría eran parejas de diferentes nacionalidades y una familia catalana.
El parque se encuentra al norte de Chiang Mai, rodeado de campos de cultivo y en una zona rural del norte de Tailandia.
Una vez en el parque nos presentan a nuestro guía Puza, y nos reparten unas ropas de color similar a las que usan los mahouts, para que los elefantes no nos extrañen, cosa que se agradece porque no acabas precisamente limpio. Una vez ya todos uniformados dejamos las pertenencias en las taquillas, nos embadurnamos en repelente de mosquitos y cogemos nuestra cámara de fotos. Aunque durante la visita los guías van haciendo fotos del grupo que después cuelgan en su pagina de facebook,

Lo primero que nos explican es desde cuando esta abierto este parque y que su finalidad es rescatar elefantes que han sido explotados por el turismo o explotados trabajando. Aquí viven en su hábitat natural, cada elefante tiene su mahout que es su cuidador y están bien cuidados y alimentados. La labor que hacen en  este campo todos los trabajadores y voluntarios es fantástica. Es una buena idea abrirlo al turismo de manera bien organizada con un grupo de visitas al día para no sobre explotar a los elefantes, y así con el dinero que reciben de las visitas al parque poder costear todo el gasto que supone tener este centro abierto, pagar a los explotadores para rescatar elefantes y darles todos los cuidados que necesitan.

Después de la introducción nos vamos directamente a ver a los elefantes. La primera actividad es alimentarlos. Nos explican todas las precauciones básicas a seguir, la cantidad de alimento diario que necesitan e incluso probamos las cañas de azúcar que comen. También nos cuentan la historia de los elefantes que estamos alimentando y hay uno algo más apartado al que no nos permiten darle de comer directamente a la boca, este elefante lleva menos tiempo en el centro y ha sido duramente maltratado por humanos por lo tanto hay que mantener algo de precaución con él porque podría ser agresivo.
Después de las indicaciones viene lo mejor,  nos dan unas cestas repletas de comida a cada pareja para alimentarlos nosotros mismos, fue muy divertido, interactuamos con ellos, los acariciamos, fue genial.

Tras la primera toma de contacto, viene la clase teórica. Nos explican básicamente las generalidades de estos animales y las diferencias que hay entre los elefantes asiáticos y los africanos. También nos enseñan a distinguir un animal que es maltratado con solo mirarle los ojos etc..
Después nos acercaron tres elefantes, dos adultos y otro más pequeño, cada uno venia acompañado de su mahout. Nos enseñan las palabras básicas para que el elefante siga las ordenes de sentarse, levantarse etc.. Y lo ponemos en practica uno a uno subiendo a lomos del elefante. La sensación de subir la primera vez es alucinante..¡pero que altos que son!.

Después nos vamos al hall donde nos han preparado la comida para todo el grupo antes de hacer el recorrido por la selva con el elefante.
La comida que nos sirven es tipicamente tailandesa y esta deliciosa. Compartimos mesa con una pareja italiana, con los que aprovechamos para comentar los sitios visitados y compartir consejos sobre los sitios que aun nos faltaban por visitar.


Después de la comida, comenzamos el paseo en elefante.
Nosotros habíamos cogido la opción de dos personas para cada elefante, también puedes elegir un elefante por persona, aunque en nuestro grupo todos cogimos la opción de ir en pareja. A cada uno nos van asignando un elefante, el nuestro es Chan y con el va su mahout, un chico joven muy simpático pero con el que no pudimos hablar mucho ya que no sabia nada de inglés, pero con el lenguaje universal nos comunicamos a la perfección. En la primera parte del paseo yo me siento detrás y Marc es quien guía el elefante. ¡madre mía que sensación! Al principio un poco inestable, sobre todo porque vas sentado directamente en él sin silla, no es un camino normal sino que hay pendiente y a veces da la sensación de que te vas a caer y has de ir apartando las ramas de los arboles para pasar. La verdad que es muy divertido. Luego, a mitad de camino cambiamos el sitio a nuestra pareja. Es genial.


El paseo termina en una charca de agua y barro, donde se meten todos los elefantes y nos reparten unas cubas y cepillos para hacerles el baño, y allá que nos metemos todos, en ese agua con barro, excrementos y a saber que más cosas pero tan ilusionados con el baño del elefante. Los elefantes van tirando agua con la trompa y salimos todos de allí totalmente mojados, es lo más divertido del día. Después del baño nos despedimos de Chan y ya los mahouts se los llevan a la zona donde descansan. Que pena despedirnos de él, después toca darse una ducha y cambiarse de ropa y nos llevan de regreso a Chiang Mai, pero antes nos hacemos todos una foto de grupo y nos despedimos de Puza que ha sido un guía genial. Sobre las 16:30h o 17h nos dejan en nuestro hotel, ha sido un día divertidísimo.

Cuando reservamos esta excursión pensábamos que estaría bien, pero no imaginábamos que sería una de las mejores experiencias de todo el viaje, y es que poder estar tan cerca de esos animales y pasar un día con ellos es algo que recordaremos siempre.



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